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PRIMEROS HATOS FUNDADOS EN TERRITORIO APUREÑO


         ING. VLADIMIR HIDALGO LOGGIODICE


Hablar de la ganadería en Apure y su impacto en la economía nos remonta a 1647, en el viaje de exploración que realizó el capitán Miguel de Ochogavía al río Apure, buscando una ruta más corta para el comercio con las antillas. Esta expedición parte de Barinas y desemboca en el caudaloso afluente el 5 de marzo de ese año, teniendo de capellán al padre Fray Jacinto De Carvajal, autor del libro "El Descubrimiento del Río Apure". En esa jornada náutica Carvajal vió un rebaño de ganado bebiendo agua en las riberas y preguntó a sus bogas de dónde provenían esos animales, y ellos respondieron que pertenecían a Alonzo de Velasco de la vieja Barinas. La obra de Carvajal dejó una rica información sobre el flujo comercial que ejercían los franceses y holandeses en el eje Apure Orinoco, ya que negociaban con los Caribes y otras etnias que habitaron las márgenes de esos ríos, como informa en escritos del 20 de marzo de 1647.



Carvajal nos dejó el retrato hablado del gran cacique Tavacare. Dijo, entre otras cosas, que era un hombre alto con una daga española en la cintura, lo que demuestra que ya las pueblos indígenas estaban comerciando con los cueros del ganado y otros animales que se reproducían libremente en el llano apureño. Las vacas y toros a los que hace referencia el presbítero corresponden al Apure Medio, porque la ganadería del Bajo Apure fue establecida en los hatos desde el mismo proceso de colonización, dirigidos por los padres Jesuitas, siendo estos los primeros que participaron en este proceso hasta la fundación de la Villa de San Fernando de Apure el 28 de febrero de 1788.


En el censo ganadero de 1790 realizado por orden del gobierno colonial se contabilizaron 28 hatos con aproximadamente 100000 cabezas de ganado de todo tipo. Otro registro fue el de 1791 dirigido por Blas Antonio Ortega, Teniente de Justicia Mayor del ya desaparecido pueblo de Nuestra Señora del Carmen de Banco Largo, perteneciente al cantón de Achaguas. Este funcionario, por mandato de la corona, censó los siguientes hatos en el territorio apureño: Hato de la señora Marquesa y Joachin de Ravagaz. En el sector San Pablo con 600 animales. Hato de José Curvelo. En El Zancudo con 600 animales. Hato de Antonio Blanco Salazar. En San Antonio con 30000 animales. Hato de José Manuel Rodríguez. En San José en Arauca con 1500 animales. Hato de Juan Antonio Nieves. En Arauca con 3000 animales. Hato de Francisco Sánchez. En Guachara con 1500 animales. Hato de María de Jesús Vázquez. En Cunaviche con 800 animales. Hato de Manuel Vázquez. En Cunaviche con 1000 animales. Hato de Rafael Noguera. En Capanaparo con 1000 animales. Hato de Bernardo Camacho y su hermano Adrián. En Capanaparo con 4000 animales. Hato de Antonio Sosa. En Cunaviche con 10000 animales. Hato de Hilario Rodríguez. En El Piñal con 1200 animales. Hato de Pedro Ramos Cancine. En El Piñal con 1800 animales. Hato de Francisco Esteban Camejo. En El Piñal con 920 animales. Hato de Gregorio Blanco. En Arichuna con 1000 animales. Hato de los herederos de Lucas Gamarra. En La Trinidad con 3000 animales. Hato de Francisco Gamarra. En San Francisco con 2200 animales. Hato de Julia Ojeda. En Caucagua con 2500 animales. Hato de Félix de la Cruz Aquino. En Caucagua con 600 animales. Hato de Diego Plaza. En El Frío con 5000 animales. Hato de Jacinto Hernández. En Capuchinos con 2000 animales. Hato de Pedro Hernández. En El Totumo con 2000 animales. Hato de Raphael Moreno Villavicencio. En Mucuritas con 2100 animales. Hato de Bartolomé Ochoa. En Arichuna con 1300 animales.


Las reses con las cuales se fundaron estos hatos son las mismas referidas por el padre Carvajal en 1647, ganado que se reprodujo libremente en los llanos apureños. Estas fincas no poseían titularidad de las tierras, ya que la corona española en 1754 prohibió las composiciones y mercedes de tierras del otro lado de la banda del Apure, decreto firmado por el Rey en Aranjuez. La "Historia de Apure" del Prof. Argenis Méndez Echenique, página 222, dice lo siguiente: “Es de suponer que en los últimos años del siglo XVIII y los primeros del XIX la ganadería apureña siguió prosperando aceleradamente, porque de Apure salió el aprovisionamiento durante toda la guerra de independencia, tanto para las tropas patriotas como para las realistas".


Una de las grandes preocupaciones de los ejércitos enfrentados por la independencia de Venezuela, o mejor dicho de América, era tener control del territorio apureño ya que este garantizaba el suministro de armas a las tropas y el abastecimiento de carnes, caballos, cueros, tabaco y otras mercancías de exportación, vitales para el sostenimiento de la guerra y garantía de los triunfos en las largas campañas que desde Apure apoyaron la libertad de suramérica. Todos estos sacrificios de la ganadería sureña, después de la victoria independentista dejó disminuidos los rebaños de la región, que según Depons calculó que Apure tenía 200000 reses de las 256000 de todo el país. Méndez Echenique, ya citado, refiriéndose al general José Cornelio Muñoz en su trabajo estadístico de la Provincia de Apure, manifiesta: “En 1831 calculaba la existencia de 150000 reses y 5800 bestias (caballos)”. 


Para 1839 Venezuela contaba con 2086724 cabezas de vacunos y el principal semillero era Apure, ya que de estas sabanas salió el ganado para repoblar el resto de Venezuela y Nueva Granada. Las reses trasladadas a la actual República de Colombia eran las que quedaron en las sabanas de Pulido, donde ahora están los Módulos de Apure. Agustín Codazzi lo expresa en su obra de 1841: “El Apure fue el semillero de la reproducción del ganado, allí concurrieron de todas partes a comprarlo. Las guerras civiles en la Venezuela del siglo próximo pasado también causaron estragos en el rebaño apureño, formado todavía de grades grupos silvestres, que facilitaba a los ejércitos, tanto del gobierno como los de las revoluciones, accesar a este bien vital para tal fin". 


Al finalizar la guerra Federada, aunque Apure del todo no fue teatro importante de batallas, sus rebaños fueron determinantes en el sostenimiento de las tropas, porque con la toma del más importante centro de comercio, como fue Puerto de Nutrias, por las fuerzas revolucionarias indios de Guanarito y luego lideradas por el médico frances Carlos Enrique Morton, quien imponía a los comerciantes de cueros y carne salada impuestos para mantener su ejército. Cuando culminó esta contienda bélica , Apure contaba con apenas 120000 cabezas y unos 6771 caballos. Los conflictos armados sucedidos en Apure a lo largo del siglo XIX descansaron sobre su rebaño. El general Fernando Calzadilla Valdés en su obra por los llanos de Apure refiere: “Fue tanta la escasez de entonces, como para caminar leguas y más leguas sin encontrar una res”.


Se pueden considerar los comienzos del siglo pasado como una nueva etapa de la ganadería en Apure, con el impulso que le dieron el general Juan Vicente Gómez, Manuel José Fuentes, entre otros latifundistas que atesoraron grandes rebaños a lo largo y ancho del estado, siendo dueños del poder económico y político. Muchos pequeños y medianos productores que se incorporaron a los movimientos desestabilizadores contra el régimen de Gómez en Apure, salieron del país con todo y sus rebaños a poblar lo que se conoce en la hermana Republica de Colombia como Casanare. Después de la muerte del dictador, el general Eleazar López Contreras firmó un decreto de amnistía para que todos los venezolanos que abandonaron la nación por problemas políticos pudieran regresar, pero muchos de ellos no retornaron porque ya estaban fundados en esos territorios.



Para 1919 la ganadería apureña era de 600000 reses, saliendo de los hatos más de 30000 machos y 60000 cueros. Un hecho importante para el crecimiento de la manada fue la sequía de 1926, un verano que comenzó en agosto de 1925 y llovió el 29 de julio siguiente, esto trajo como consecuencia que los principales ríos, Apure y Arauca, se secaran, ocasionando la migración de ganado de otros estados del país en busca del preciado líquido. Esta información me la suministraron dos amigos testigos presenciales de este fenómeno: Antonio Unti Alas y Felipe Martínez Veloz. Ellos relataron que estos ríos quedaron reducidos a charcos en muy pocos sitios, produciendo que el ganado de Barinas, Portuguesa, Cojedes y otras regiones se unieran a los grandes grupos del Apure. Es por esa razón que en 1931 Juancho Carstens, en "Problemas Sociales de Apure", calcula el rebaño apureño en 1500000 vacunos, 4000 caballos mansos y 40000 bestias cimarronas. Según el censo de 1961 habían en Apure 1315759 reses y 74229 caballos.


Tomando información del "Diccionario de Historia de Venezuela" sobre materiales de exportación en el país, tenemos: La exportación de cueros desde 1901 a 1939 promedió 231000 unidades. De esta fecha en adelante bajaron ya que los cueros que se producían en el país eran absorbidos por la industria del calzado y otras empresas nacionales. En el Puerto de Nutrias, principal centro de embarque de todo el suroccidente, se notó un gran auge comercial con los productos derivados del ganado, al convertirse en el principal lugar de abastecimiento del comercio con Ciudad Bolívar, el resto del país y Europa. Los precios del cuero tuvieron un repunte producto de la recepción económica por la cual pasaban los países europeos. Los precios de la carne salada no podían ser muy buenos, ya que algunos productores de ganado que vendían cueros en Puerto de Nutrias muchas veces traían los animales caminando, esto significaba que trasladaban el ganado vivo y lo mataban en las inmediaciones del puerto. Esto que les cuento me lo confirmó mi siempre recordado amigo el poeta Eduardo Hernández Guevara. Por los años del 20 al 40 del siglo próximo pasado lo que valía era el cuero, la carne se perdía en esas matanzas que realizaban para aprovechar las pieles. 


Apure fue número uno en Venezuela en ganado vacuno desde la llegada de los conquistadores españoles a estos predios. Los grandes ríos y calidad de suelos hicieron de sus hatos lugares idóneos para la cría de reses, jugando papel protagónico desde la guerra de independencia a la actualidad. Por ello los hatos apureños son una Vivencia de mi Pueblo.

*** Edición y Montaje, Lic. Wladimir José Hidalgo Benítez.

*** Agradecemos a nuestro amigo Omar Viana, cronista del municipio Muñoz de Apure, por facilitarnos la totalidad del texto de su artículo "Los primeros hatos fundados en el territorio apureño".

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