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JUAN BAUTISTA SOSA

 
 ING. VLADIMIR HIDALGO LOGGIODICE





"Un bongo remonta el Arauca bordeando las barrancas de la margen derecha. Dos bogas lo hacen avanzar mediante una lenta y penosa maniobra de galeotes . Insensibles al tórrido sol, los broncíneos cuerpos sudorosos...". Esta frase inicia la inmortal novela Doña Bárbara de Rómulo Gallegos, y aún retumba en las llanuras del Apure inmenso. Trina Sosa y Cruz López procrean a Juan Bautista Sosa y pega el primer grito en las sabanas de San Juan de Payara el 9 de Abril de 1898, teniendo como único hermano a Juan Antonio Sosa. Con escasos recursos económicos culmina el tercer grado de primaria en su pueblo natal y sale a enfrentar la vida en búsqueda del sustento familiar. Labora como peón de fundo y al reunir lo suficiente compra siete burros para convertirse en "chicharronero". Carga las bestias con dulce de panela, café, licores y otras mercancías y va de finca en finca en el sector La Candelaria a ofrecer sus productos. Durante el verano camina delante de los asnos y en toda parranda su aguardiente alegra a los bailadores. En el invierno el transporte lo realiza en bongo y junto a su inseparable canoero, Cornelio López, recorren las riberas del río Arauca. Estas jornadas duran de quince a veinte días consecutivos, durmiendo a la sombra de árboles. Recibe como pago dinero en efectivo, reses, cochinos, quesos o cualquier fruto del entorno, que luego comercia en su terruño.



Construye casas de bahareque con ganancia de ochenta bolívares por unidad. Ya con más de veinte años de edad, y un poco de capital acumulado, abre una pulpería y le anexa un botalón de expendio de carne bovina. El esfuerzo permanente de Juan Bautista es el motor que impulsa el crecimiento del negocio. La mercadería la buscan en carretas haladas por bueyes en el Palacio Barbarito de San Fernando. Se ocupan de ello Melquiades Caraballo, padre de la doctora Rosa Amelia Caraballo, y Chuchú Loggiodice, padre de Migdalia Loggiodice, reina de la Feria Exposición Agropecuaria del Estado Apure de 1969. Contrae nupcias con Mercedes Herrera y nace la primogénita Trina. De su relación con Quintina Castillo viene al mundo el conocido empresario Waldino Castillo, y con Virgilia Valera dan vida a Rafael Candelario y Carmen Valera.



La bodega continúa en ascenso, convirtiéndose en proveedora por excelencia de la zona. La madre de Sosa tiene un internado de señoritas muy cerca y con frecuencia la niña de nueve años Carmen Santiaga Olivares Almario se escapa de ahí para ir a echar vaina en las instalaciones del botalón y despacho de víveres. Juan Bautista, cansado de las travesuras de la infanta, un día le da un correazo para que no volviera más. Por su prestigio, buena ortografía y conocimientos generales, el prefecto de San Juan de Payara, Cristóbal Azuaje, lo nombra su secretario, función que efectúa sin descuidar lo suyo. Luego de veinte años de matrimonio, Mercedes enferma y muere a mediados de la década de los cuarenta.



¿Recuerdan a la niña Carmen Santiaga? Ya es toda una bella mujer que ronda las treinta primaveras. Juan, ahora viudo, empieza a enamorarla y ella a olvidar el color de aquella correa, más la diferencia de veinte abriles entre ellos. Se unen sentimentalmente en 1947 e inician un proyecto conyugal hasta que la muerte los separe. Deciden buscar nuevos rumbos, ya la tierra de Pedro Camejo es chica para sus sueños. Sosa despacha todo lo que tiene y parten a San Fernando con una mochila llena de cien mil bolívares, una fortuna para entonces. Entrega ese dinero al próspero comerciante Ángel María Aquino, casado con su prima Enma de Aquino, mientras explora oportunidades en Caracas. El ajetreo citadino no le atrae y regresa a la tierra forjada por los centauros de Páez. Negocia en dieciséis mil bolívares la sede de la tienda de Madam Buaiz, empresaria de origen árabe, una casona en la calle El Comercio N° 60 c/c Boyacá, dotada de nueve puertas en el frente y por la transversal la entrada de la residencia familiar.



Inmediatamente inaugura su sueño: Almacén La Protectora. Ofrece todo tipo de víveres, licores, materiales y herramientas para la construcción y faenas del campo. Avanza vertiginosamente, su propietario se entrega por completo hasta llevarlo a la cima. Rubén Hernández es el administrador de la firma, Clodomiro Santana el chofer de confianza, Rafael Fleitas es todero mientras cuenta chistes, entre otros empleados. Sus vecinos, además de Aquino, hombres y mujeres que labran sus destinos con constancia, trabajo y disciplina, Ramón e Isabel Lugo, Antonio y Lola Lugo, Eloy y Zoila Lugo, Rosa Ramos, Valentín Mújica, Juan Bautista Loreto, Pedro y Magdalena Gamboa, familia Bezara, Antonio Damas, familia Decanio D'Amico, Julio Aray, Antonio Cestari y varios inmigrantes árabes. La pareja y la madre de Juan se mudan a la misma calle Boyacá, cerca del edificio actual de CANTV. Ahí Carmen da a luz en 1949 a su hijo Juan Bautista y posteriormente a Juan Ricardo.












La Logia Candor N° 27 le atrae y se hace hermano masón al poco tiempo de vivir en San Fernando. Domiciliados en la calle Piar, detrás de la vieja catedral, tiene lugar el alumbramiento de sus hijas Rosaura Josefina, Blanca Elena y Blanca Flor. Expande su accionar con la compra y venta de ganado, llega a convertirse en el mayor distribuidor de quesos del estado. Adquiere dos fincas, una en el kilómetro 20 del eje Biruaca-Achaguas, sector La Esperanza, que llama Las Morochas. Otra de treinta y dos hectáreas en los alrededores de Biruaca, que hoy son los terrenos del Grupo Montes, Seguro Social, Rectificadora Caracas, Productos Polar, Apure Cars, familia Picca y barrio José Gregorio Hernández. De esta última, cede una parte a León Moser Guerra por un precio justo y el resto a Giovanni Picca. También obtiene la romana de pesar reses del Sr. Isabel Velásquez, en el área de la ZODI frente a la Urb. Llano Alto, la cual traspasa a Manuelito Mota. Registra cuarenta inmuebles de su propiedad en San Fernando, asientos de importantes empresas: panadería La Nonna, arepera La Tahormina, Banco Agrícola y Pecuario, Discos Cachilapo de Jacinto Martínez, entre otros. En el pueblo corre la voz, "Don Juan Bautista Sosa compra todo y vende todo".



Almacén La Protectora atesora clientes, especialmente oriundos de Pedro Camejo, Biruaca, Achaguas, sur de Guárico y suroeste de Barinas. En el invierno las embarcaciones atracan cerca para surtirse de la gran variedad de artículos existentes. En la década de los sesenta el Banco Caribe, diagonal al Palacio Barbarito, nombra una junta asesora conformada por ilustres apureños, Juan Bautista Sosa, Ángel Rafael Mora Rodríguez, Pedro Salas y dos personas más, quienes dan el visto bueno o rechazan las solicitudes de créditos regionales. En 1967 la entidad bancaria ofrece a estos señores la oportunidad de convertirlos en socios y Sosa adquiere acciones que otorgan excelentes dividendos anuales. En 1977 construye un local en la calle Páez, al lado de la familia Acuña Loggiodice y a una cuadra de su último hogar en la calle Palo Fuerte, que sirve de nueva morada a La Protectora. Doña Carmen Santiaga fallece el 09 de julio de 1980 y el dolor embarga a Juan Bautista, que se despide de este mundo para ir al encuentro de su amada el 17 de octubre de ese año. Meses después baja las santamarías por siempre el almacén.




De la pobreza pasa a amasar gran fortuna, sin olvidar jamás sus orígenes y deseos de ayudar a los paisanos. Un hombre honesto, amigo y servicial toda la vida, con aceptación y admiración en la colectividad apureña que jamás le olvida. Por eso, Juan Bautista Sosa es un Personaje de mi Pueblo.



*** Edición y Montaje, Lic. Wladimir José Hidalgo Benítez.

*** Agradecemos a Juan Bautista Sosa Olivares por relatarnos la vida de su padre y el apoyo gráfico. Al Dr. Iván Pérez Castillo y Pepina Alvarado por el asesoramiento. A Blanca Elena Sosa Olivares, Dr. Francisco Castillo, Dr. Argenis Méndez Echenique y Fundación Cultural Italo Decanio D'Amico por las gráficas.

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