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ROSA RAMOS



ING. VLADIMIR HIDALGO LOGGIODICE
Por años traté de escribir esta historia. Toqué puertas, todas se abrieron, un camino condujo a otro hasta llegar a puerto seguro. La vida de Doña Rosa Ramos es apasionante, auténtica y llena de matices y encantos. Cuando su hija Rosalba Boggio Ramos aceptó apoyarme en la construcción del artículo, jamás imaginé que pondría en mis manos el trabajo hecho con narrativa y manuscritos de la homenajeada. Espero lo disfruten tanto como yo.
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*Doña ROSA RAMOS*
Rosalba Boggio Ramos.
Nace en San Fernando de Apure el 15 de enero de 1923, hija de Marcos Lira y Auristela Ramos. Vió la luz en casa de su abuela paterna Juana Blanco de Lira, en la calle Muñoz cruce con Arévalo González, frente a donde hoy es la Casa Sindical. Su nombre completo era Paula Rosa, pero siempre se le llamó Rosa. Tuvo una infancia dolorosa, pues su padre la abandona junto a su madre y 6 hermanos. Ese hecho no los amilanó, sino que creció en ellos un deseo de superación en medio de una gran pobreza. Doña Auristela cosía ropa de hombres y hacía arepas para la venta.

En su niñez sólo se estudiaba hasta cuarto grado, que venía siendo casi un bachillerato actual. Ingresa en la Escuela Federal Madariaga, donde cursa los cuatro primeros grados. Existía una escuela pública regentada por doña María Teresa Mirabal de Michelangelli y la Escuela Estelar Teresa Hurtado (privada), dirigida por la Srta. Teresa Hurtado. “Yo fui la más afortunada, porque al concluir el cuarto grado me informaron que habían abierto quinto y sexto grados en la Escuela Díaz Rodríguez, dirigida por Ignacia Rodríguez de Mayol, madre de Ana Leonor Mayol, y ahí terminé la Primaria Superior”, manifestaba mi madre.


Para entonces los comerciantes pudientes de San Fernando acostumbraban dar apoyo económico para que jóvenes de familias humildes pudieran realizar sus estudios. Ella recibió una beca del Sr. Jorge Molina Mayol para hacer un curso de mecanografía y taquigrafía con la escritora y poetisa Lucila Palacios (Mercedes de Arocha). Mientras tanto trabajaba en un taller de alpargatería. Con 16 años y el apoyo de una amiga que la animó a ir a la Supervisión de Educación, pues estaban necesitando maestras para el interior, entra en contacto con el Supervisor de Educación del Estado Apure, Sr. Luis Gottberg, quien le da un cargo de maestra en Apurito. La nombraron Preceptora de la Escuela Federal No. 68.
En uno de los muchos manuscritos que dejó, narra, “El 19 de enero de 1939 me embarcaba para un mundo desconocido. A Apurito se llegaba en bongos, chalanas o barcos de chapaletas. Mi familia muy llorosa, y mi novio Jesús Boggio, me acompañaron hasta el puerto. Fueron tres días de viaje durmiendo en playas. Íbamos varias jóvenes hacia el Alto Apure, entre ellas René Nery para El Samán e Isabelita Susarini para Palmarito. Me hospedé en la casa de don José Manuel Castillo, su esposa Vicenta y sus hijos Manuelita y Ramón María. Familia maravillosa y acogedora, quienes me cedieron un local en su residencia para la escuela. Desde mi llegada me gané el aprecio, respeto y consideración de toda la comunidad. Empecé a trabajar oficialmente con niños de primer a tercer grados, entre quienes recuerdo a las hermanas Hortensia, Ermelinda, Edilia, Temilda y Esther Retali, hermanas Moreno Arvelo, Carmen Meza (hoy de García), hermanas Martínez Veloz, Nina Herrera (poetisa y maestra jubilada), Olga Henríquez y muchas más que vienen a mi memoria con mucho cariño”.
“En los tiempos libres comencé a formar equipos de primer, segundo y tercer grados, ajustando bien el horario, dando prioridad a la lectura, escritura, ortografía y cuentas. Al pasar los años a medida que se preparaban bien, me preocupó que sólo llegaran hasta tercero y decidí darles clases de noche de cuarto grado y los inscribí en San Fernando para que presentaran los exámenes. Al final del lapso escolar se trasladaron a la capital, donde obtuvieron excelentes calificaciones en pruebas escritas, orales y prácticas. Para entonces habían cambiado al profesor Luis Gottberg por el profesor León Zuniaga. Éste indagó quien había sido la maestra que realizó tan excelente trabajo escolar y educativo con esos niños que venían con una preparación avanzada y esto me valió el traslado a San Fernando, donde llegué a dictar clases en la Escuela Madariaga.
En 1947, al crearse el Grupo Escolar República de Guatemala (actual sede administrativa de la UNELLEZ), pasé a laborar en esa institución, cargo que gané por concurso. Me olvidaba que durante esos años que estuve en Apurito estudié Normal por correspondencia, y cada año iba a Caracas a presentar exámenes".
“Pienso que mi paso por la Escuela Díaz Rodríguez marcó mi vocación por la docencia, por los recuerdos que me quedaron de maestras como Doña Ignacia y Ana Leonor Mayol. Además, una profesora de música de la calidad de María Mayol, y un profesor de pintura extraordinario, Pancho Chacón. En Apurito mi sueldo era de Bs. 300 mensuales, los cuales distribuía religiosamente de la siguiente manera: 100 Bs para mis gastos y pagar el alojamiento; 100 Bs le enviaba a mi mamá y 100 los ahorraba para poder comprar una vivienda, la cual pudimos adquirir más tarde con mucho esfuerzo".
“Entonces me uní sentimentalmente a mi compañero de vida Jesús Boggio Heredia y tuve a mis dos hijas, Carmen Guiomar y Rosalba María. Años más tarde criaría a Francisco Javier Martínez, quien posteriormente se hizo sacerdote. A Jesús María Boggio V. y Lilia Altuve”.
Doña Guilla de Salas la convence de laborar con el comerciante Alejandro Urbano Taylor, quien era Director de Administración del Ejecutivo. Ella atendía su negocio mientras él hacía funciones de gobierno. “Un buen día llegó un viajero de papelería que quería hacerle una venta al Sr. Urbano para la gobernación. Mientras esperaba, conversaba conmigo hablándome de la empresa que representaba. ¿Qué es eso de papelería?, le pregunté, naciendo mi interés por este ramo. Por supuesto que yo “limpia” no podía montar ningún negocio. Entonces el vendedor le comentó al Sr. Urbano mi inquietud y enseguida me dijo que le “echara pichón”, que él me ayudaba a conseguir un crédito y servirme de fiador. Mientras esperaba aprobación, le comenté de mis proyectos a un gran amigo llamado Ramón Saldívar Alvarado, primer locutor que tuvo La Voz de Apure, quien empezó a radiar que Rosa Ramos pronto abriría la Papelería Moderna en Apure, lo que creó mucha expectativa en la población. Poco tiempo después recibí el crédito por tres mil bolívares aproximadamente. Le compré una vidriera a José Faoro en 100 bolívares, y con el resto hice el primer pedido".
"El 4 de septiembre de 1950, en un pequeño cuartito acondicionado en la calle Sucre cruce con Ricaurte, nace la Papelería Moderna. Desde su fundación fue bien acogida por la comunidad, al extremo que el primer día de apertura se agotó toda la mercancía. A la mañana siguiente tuve que salir corriendo a comprarle de todo a Eduardo Hernández y a los chinos, hasta que llegó el segundo pedido. Un año después se mudó para la calle Comercio al sitio donde está actualmente, en una casa que era propiedad de Don Teófilo Decanio. Ya estaban en el sector los negocios de los Barbarito (en sus últimos momentos), Edmundo Mirabal, Jorge Awar, Najib Abraham, los hermanos Ramón y Eloy Lugo, Juan Bautista Loreto, Valentín Mujica, Angel María Aquino, Antonio Cestari, Juan Bautista Sosa, Rosa de Mota, Carmelo Rujana, Pedro Salas, Cristóbal Azuaje y Julio Aray".
Corrían los años cincuenta cuando el Sr. Urbano Taylor le traspasa la distribución de Coca Cola, convirtiéndose en una de las mejores vendedoras del país, pero a los tres años tuvo que abandonar para dedicarle más tiempo a la papelería. “Fui una de las primeras mujeres que salí en Apure a manejar un camión. Cuando el chofer no llegaba a trabajar, me tocaba repartir la Coca Cola en bodegas y botiquines. En esos sitios siempre habían borrachitos y al llegar yo, los dueños exclamaban: ¡mucho respeto que está presente doña Rosa!”.
“Desde su fundación la Papelería Moderna ha sido una gran generadora de empleos para jóvenes de pocos recursos. Tenemos la satisfacción que algunos estudiaron y se graduaron de profesionales trabajando en ella. Hemos colaborado en infinidad de obras sociales, culturales y religiosas”.
Perteneció a la Cámara de Comercio de San Fernando de Apure y ejerció como Secretaria de la misma en varios períodos, siempre preocupada por el progreso económico y laboral de la comunidad sanfernandina.
En el año 1962, doña Rosa hizo el Cursillo de Cristiandad, movimiento de apostolado de la Iglesia Católica. Desde entonces, y sin abandonar su papelería, se involucró de lleno en las actividades espirituales y sociales de la Iglesia. Perteneció a la UMAC (Unión de Mujeres de Acción Católica). Fue fundadora en San Fernando y presidente de ella por varios años.
En 1959, para la construcción de la nueva Catedral, ella en unión de todas las damas que conformaban la UMAC realizaban verbenas, tómbolas y muchas otras actividades para recolectar fondos para la realización de la obra. Cerraban el paso de vehículos por el puente María Nieves hasta que colaboraran con algo y la gente daba con gusto.
Muchas veces la visitaba a su negocio Monseñor Ángel Polachini para manifestarle que ese fin de semana no había recursos para pagarle a los obreros. Seguidamente se formaban comisiones de las señoras y salían a visitar a los comerciantes para recaudar fondos.
Dentro de la UMAC fue una de las fundadoras del Centro de Formación y Capacitación Cristo Rey en el barrio La Defensa. Allí inicialmente se les dictaba a las mujeres cursos de costura, cocina, repostería, formación moral, y por supuesto, de evangelización. Había actividades para los niños. Posteriormente se convirtió en una escuela.
También perteneció a FUNDASEM (Fundación de ayuda al Seminarista) y participó en su fundación. En ella se le presta apoyo y colaboración a los jóvenes que ingresan al Seminario. Fue parte de AVH (Asociación Voluntaria de Hospitales) y a muchas otras organizaciones tanto sociales como religiosas, tales como en el proyecto de construcción de un parque turístico a orillas del río Apure, frente a la ciudad de San Fernando, para recreación y esparcimiento de la familia. En un principio fue iniciativa de las damas de Acción Católica. Posteriormente se incorporaron profesionales y fuerzas vivas de la ciudad, quienes trabajaron con gran entusiasmo por ese ambicioso proyecto (Asoparque). Lamentablemente, debido a diversas circunstancias adversas, no se logró lo deseado.
Doña Rosa Ramos en el plano familiar se caracterizó por ser un pilar fundamental. Era muy unida a sus hermanas y hermano. Disfrutaba mucho de las reuniones familiares y siempre pendiente de cada miembro.
Los últimos 12 años de su vida se residenció en Caracas por razones de salud, donde fallece el 18 de noviembre de 2014. Sus hijos, cumpliendo su voluntad, le dan cristiana sepultura en su amado San Fernando.
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Como dijo una gran amiga, “Doña Rosa fue un modelo de mujer, amorosa y temerosa de Dios,
madre única, trabajadora y empresaria ejemplar, amiga fiel. Y todos los que la conocimos guardamos de ella recuerdos de bondad, templanza, dominio propio, de consejos sabios y risa inolvidable". Por eso es digna de ser un Personaje de mi Pueblo.
*** Edición y Montaje: Lic. Wladimir José Hidalgo Benítez.
*** Agradecemos a Guiomar Boggio Ramos y José Rafael Páez por el respaldo documental y fotográfico.
*** Puedes ver todos los artículos de esta columna en la cuenta Vladimir Hidalgo Loggiodice (Facebook) y en https://busaka.xyz/ .

































Comentarios

  1. Extraordinario trabajo, muy buena fuente la Señora Rosa Ramos es un Patrimonio Cultural referente del Estado Apure... Gracias Wladimir por esa labor ardua que has venido desempeñando y desarrollando para el disfrute de los Apureños y el Mundo. Un gran abrazo con mucho respeto y profunda admiración..

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  2. Cada vez que comenzaba el año escolar papá nos compraba los útiles en esa papelería, recuerdo que atendía el Sr. Manuel Ramos

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